Las medidas básicas de seguridad que todo usuario de Facebook debería tomar

Facebook, con sus mil millones de usuarios activos, es sin duda la reina de las redes sociales y el lugar en el que un buen número de usuarios comparten sus aficiones, las fotografías de sus viajes, comparten enlaces de sitios web que les han gustado o intercambian mensajes en sus muros o a través de los mensajes privados. Sin embargo, además de pasarlo bien usando Facebook, es importante dedicar tiempo para realizar algunos ajustes que nos permitan disfrutarlo de manera mucho más segura además de adoptar algunas buenas prácticas que eviten que caigamos en algunas de las trampas.

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Usa conexiones cifradas

Aunque debería estar activada por defecto, el acceso a Facebook a través de conexiones cifradas (es decir, bajo SSL) es algo que el usuario debe configurar de manualmente. Si bien, desde el punto de vista del usuario, no vamos a notar pérdida del rendimiento o un aumento en el tiempo de carga de las páginas, para Facebook (o cualquier otro servicio), las conexiones cifradas implican mayor procesamiento y cuando manejan grandes volúmenes de conexiones tienden a ofrecer conexiones sin cifrar para servirlas más rápido (algo que ocurre en LinkedIn o en Twitter también).

 

Usar conexiones sin cifrar, sobre todo en redes compartidas, es un riesgo que podría implicar (y el famoso experimento de Firesheep nos lo demostró) que alguien con no muy buenas intenciones intercepte nuestras comunicaciones y se haga con el control de nuestra cuenta al capturar nuestras credenciales de acceso. Activar el acceso SSL no es nada complicado, lo único que tendremos que hacer es acceder a “Configuración de la Cuenta” y, una vez ahí, a “Configuración de la seguridad” y activarlo.

 

Segmentar la información ayuda a preservar la privacidad

Facebook ha diluido mucho el significado de la palabra amigo y, por compromisos o por cualquier otro motivo, nuestra red de contactos termina siendo muy amplia y donde encontramos usuarios que, realmente, no podemos considerar nuestros amigos (compañeros de trabajo, gente que hemos visto un par de ocasiones en un evento, clientes, proveedores, etc). Facebook nos ofrece una herramienta muy potente para controlar la información a la que tienen acceso nuestros contactos puesto que podemos agruparlos en listas y jugar con ellas a la hora de dar visibilidad en nuestras publicaciones o quién puede encontrarnos en esta red social.

Las listas no son más que agrupaciones de contactos y aunque Facebook nos ofrece el “amigos”, “conocidos” y “mejores amigos”, vale la pena aplicar una segmentación mucho mayor (compañeros de trabajo, familia, compañeros de clase, etc) y, a la hora de realizar una publicación, marcar cuál es el público objetivo de ésta: todos nuestros contactos, cualquier usuario de Facebook (visibilidad pública) o acotar a grupos concretos que consideremos mucho más cercanos. De esta forma podremos controlar quién tiene acceso a las cosas que publicamos, quién puede ver qué canciones estamos escuchando en Spotify o qué cosas se van a mostrar en el timeline de nuestro perfil (puesto que no todo el mundo tendrá la misma visión).

Además, si accedemos a la “Configuración de la Privacidad” y entramos en el apartado “Cómo conectas” podremos fijar una serie de parámetros que nos permitirán fijar qué grupos de contactos pueden etiquetarnos en fotos, quién nos puede encontrar en Facebook o quién puede escribirnos un mensaje privado.

 

Facebook nos ofrece herramientas para controlar nuestra privacidad y establecer reglas de relación con el resto de usuarios, sin embargo, no las publicita o las fomenta lo suficiente y son muchos los usuarios que no conocen estos recursos o que no los usan adecuadamente y, la verdad, vale la pena invertir unos minutos en hacer estos ajustes.

 

Controla las sesiones activas

Reconozco que es muy cómodo acceder a Facebook sin tener que estar introduciendo el usuario y la contraseña, es decir, manteniendo la sesión abierta. Es muy cómodo pero, si no somos conscientes de lo que hacemos puede suponer un riesgo puesto que, al dejar la sesión abierta en un ordenador que no es nuestro, cualquier otro usuario podría acceder a la cuenta aunque hayamos cerrado la ventana del navegador (y no todo el mundo se acuerda de cerrar la sesión cuando usan un PC que no es el suyo o no caen en la cuenta que existe el modo de navegación privada).

Si accedemos al apartado “Configuración de seguridad” de la Configuración de nuestra cuenta podremos encontrar un apartado de especial interés para controlar el uso y la actividad de nuestra cuenta. En la sección de “Sesiones activas” podremos ver un listado de los accesos realizados a Facebook con nuestras credenciales, un apartado en el que veremos lugares, plataformas y fechas y horas en las que se realizaron los accesos: dispositivos móviles, equipos de escritorio, navegadores utilizados y, lo más interesante, fechas y ubicaciones.

Con esta información podremos detectar si, por ejemplo, alguien accedió a nuestra cuenta desde un dispositivo o una ubicación que no tenemos controlados y, en caso de actividades sospechosas, podremos cerrar dicha sesión en remoto (si la cookie aún no ha expirado).

 

Revisa las aplicaciones que tienen acceso a tu perfil

Otro de los focos de problemas en Facebook son las aplicaciones, es decir, servicios ofrecidos por terceros a través de Facebook (juegos, utilidades, aplicaciones de estadísticas, etc) que requieren para funcionar una serie de permisos sobre los datos de nuestra cuenta. Hay usuarios que, por defecto, aceptan cualquier cosa que se les requiera y, claro está, es una práctica que no debemos seguir.

 

Revisar los permisos que requieren las aplicaciones es importante para evitar que éstas publiquen en nuestro perfil o accedan a información personal que, realmente, no necesitan para funcionar. Además, teniendo en cuenta que muchas de estas aplicaciones están para “hacer dinero” con publicidad o con nuestros datos, no está de más pasarnos por la Configuración de la Privacidad y dentro del apartado de “Anuncios, aplicaciones y sitios web” revisar las aplicaciones que usamos para dar de baja o revocar los permisos de las aplicaciones que hemos dejado de utilizar (y, si no hacemos esto de manera regular, podemos asustarnos con la cantidad de aplicaciones que podemos llegar a acumular).

 

Y por supuesto el sentido común, que aunque sea el menos común de los sentidos es el que nos puede eviar más de una situación desagradable.

Fuentes: bitelia.com alt1040.com

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